Ramón Tamames y la evolución

El antiguamente comunista Ramón Tamames parece ser uno de los últimos conservadores hispanos en delizarse hacia opiniones creacionistas, o al menos compatibles con el creacionismo del "diseño inteligente".
Me atrevo a plantear una proposición que creo puede resultar plausible: racionalmente, no cabe pensar que todo haya evolucionado por el solo impulso autorregulador de la casualidad y el error; pues incluso con las probabilidades más a nuestro favor, no cabe entender que una organización tan compleja y racional del cosmos, de la Tierra y de todos sus seres vivientes, con una tenaz evolución que termina en la humanidad, sea resultado de un aleas indeterminista.

- La Razón, 21 de noviembre de 2007
Si lo que quería el ex marxista Tamames era cuestionar la teoría "ortodoxa" de la evolución, más o menos caricaturizada en las metáforas populares del "neodarvinismo del relojero ciego", o del "gen egoísta", la verdad es que sólo ha conseguido demostrar una ignorancia elemental. Porque ningún evolucionista -ni siquiera ningún "fundamentalista ateo"- sostiene que la evolución sea el resultado de un "aleas indeterminista". Según el paradigma sintético, la evolución es un resultado oportunista que combina el proceso azaroso de la mutación con la fuerza determinista de la selección natural, más la deriva genética.

Aunque la inferencia no es del propio Tamames, sino de un comentarista de El Manifiesto, lo cierto es que la posición de Tamames se acerca demasiado al "argumento de la improbabilidad" habitualmente esgrimido por los defensores del Diseño Inteligente. Un argumento cuya fuerza procede más del "sentido común" que de la "imaginación informada" (por usar el término de Wilson) . En realidad, y por sorprendente que parezca, lo que la ciencia de la evolución establece es precisamente la realidad de lo improbable, de lo casi imposible. Francisco J. Ayala ponía el ejemplo de la resistencia al antibiótico estreptomicina en un cultivo bacteriano. La probabilidad para que una sola bacteria "evolucione" hacia esta resistencia es a priori de sólo cuatro entre 10.000 millones. Sin embargo, todas las bacterias existentes en el cultivo final cuando son sometidas a idéntica presión selectiva -¡unas 30.000 millones!- terminan exhibiendo estas propiedades. Si pese a todo el sentido de la evolución humana o cósmica posee algún tipo de "intención trascendental", lo cierto es que su autor se ha esforzado mucho en borrar sus huellas de la naturaleza.

Sin duda hay muchos argumentos científicos, filosóficos e históricos que los naturalistas "honestos y civilizados" no deberíamos menospreciar. Pero, ¿es que figuran los de Tamames o Dembski entre ellos?

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