Una estudiante de Harvard ha publicado un artículo, en una de las revistas oficiales de la universidad, defendiendo la limitación de la "libertad académica". Sandra Y.L. Korn propone sustituirla por la " justicia académica ": "Cuando una comunidad universitaria observa que la investigación promueve o justifica la opresión, debería asegurarse de que esta investigación no continúa". También afirma que "el poder para aplicar la justicia académica procede de los estudiantes, la facultad y los trabajadores organizados conjuntamente con el fin de que las universidades se parezcan a lo que deseamos de ella". La diatriba de Korn forma parte de una tradición firmemente arraigada en la izquierda académica. Herbert Marcuse defendía las mismas ideas en 1965, y no es casual que se las dedicara a sus alumnos de la universidad de Brandeis. Y las ideas de Marcuse son descendientes directas de reproches históricos a la libre investigación. Lo que ahora llaman