¿Darwin racista?

La propaganda creacionista -porque no cabe llamarla de otro modo- continúa contagiándose en Red Liberal. Barcepundit, por ejemplo, se hace eco hoy mismo de una de las cantinelas habituales en la estrategia evangélica de la "cuña" (sigue el enlace de la imagen para mayores detalles): el racismo de Darwin. Aunque rechaza que este argumento sirva para apoyar el creacionismo, se pregunta el pundit si "nosotros los blancos biempensantes" no estaremos propagando una "teoría científica" que promulga nada menos que el exterminio de las razas inferiores. José Guardia compra dos falacias en una. Primero, sugiriendo que la "teoría científica" de la evolución viene a ser lo mismo, o algo muy parecido, al "darwinismo". Y segundo, suponiendo que Darwin mismo fué un "racista" cuya influencia acaso determinó el programa de eugenesia finalmente desarrollado por los nazis. Como en el título de Weikart: De Darwin a Hitler. En un sentido más general, del cientificismo al crimen. Se empieza diciendo que el hombre desciende del mono, y se termina en el Gulag...

Y no se trata de negar que los regímenes totalitarios nazi o comunista participaron, en alguna medida, de la exaltación positivista de la ciencia y la técnica. Tampoco se oculta que existieran de hecho "científicos" racistas. Lo que se cuestiona es el alarido reaccionario de siempre, esa insidiosa presentación del racismo nazi o la eugenesia sueca como una derivación necesaria de las ideas de Darwin, como si las influencias tradicionales religiosas, místicas y románticas -el "ejemplo Speer"- no contaran en absoluto. En sentido contrario, ¿acaso diremos que los cristianos propagan hoy el infanticidio (Génesis 22; Números 31; Deuteronomio 21:18-21; Jueces 11:29-40) el "justo" genocidio (Isaías 10:22) o la esclavitud (Éxodo 21:20; Levítico 25:44-46; Efesios 6:5) sólo por unos "pocos" apoyos bíblicos?

Pero es que Darwin no era nada parecido a un "racista", ni tampoco un partidario de la eliminación de los débiles. Como casi todos los hombres cultos de su época, Darwin distinguía entre las "razas civilizadas" y las "razas salvajes", pero era un ponente a favor del monogenismo, que descartaba el origen diverso de las variedades o "razas" humanas, y consideraba el cuidado de los débiles un progreso moral arraigado en la evolución natural de la simpatía. Es la moral natural, principalmente, la que nos permite pasar del "espectáculo de la desgracia" a la simpatía y la socialidad:
Los instintos sociales, que es indudable fueron adquiridos por el hombre y los animales inferiores para el bien de la comunidad, deberion desde el principio infundir en el hombre algún deseo de ayudar a sus semejantes, algún sentimiento de simpatía y le impelieron a contar con la aprobación o desaprobación de sus semejantes. Impulsos de esta clase, desde un principio debieron servirle de forma grosera para distinguir lo bueno de lo malo. Más a medida que el hombre fue perfeccionando su inteligencia; a medida que fue comprendiendo todas las consecuencias de sus actos, a medida que adquirió conocimiento suficiente para desechar costumbres funestas y vanas supersticiones; a medida que empezó a mirar más y más, no sólo al bienestar, sí que también la felicidad de los prójimos; a medida que el hábito del ejemplo y de una experiencia beneficiosa, producto de la instrucción, fue desarrollando sus simpatías y extendiéndolas a los individuos de todas razas, al imbécil, al lisiado y a todos los miembros inútiles a la sociedad, y finalmente a los mismos animales inferiores, no hay duda que entonces el nivel de su moralidad fue progresivamente elevándose más y más.

El origen del hombre, Capítulo IV
Cabe destacarse que el autor del artículo (donde se confuden sin mayores inconvenientes las opiniones de Darwin con las de Herbert Spencer o Francis Galton) referido por Barcepundit, Tony Campolo, sea una antiguo asesor de Bill Clinton, acreditando de nuevo que los autoproclamados "progresistas" llevan muy escasa ventaja a los llamados "conservadores" en esto de la racionalidad, la honestidad y la ciencia.

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