El materialismo, en cuanto pluralismo, facilita las expectativas del reconocimiento de fenómenos diversos nuevos, sorprendentes, arracionales, que no por ello han de manifestarse siempre como sagrados. Y, sobre todo, el materialismo precave de la pedantería implicada en ese racionalismo cartesiano que pretende "deducir" todas las cosas a partir de coordenadas que hayan logrado establecerse en un orden, sea geométrico, sea mecánico, sea físico: "Hay muchas cosas en el Mundo que no caben en tu Geometría". La actitud ante la realidad fluyente propiciada por el materialismo es la antítesis de esa actitud pedante del cartesianismo. La actitud del materialismo dispone más a la exploración y a la alerta continua ante los datos positivos que puedan aparecer en cualquier momento como extraños en la experiencia de nuestro mundo racionalizado, de la misma manera que en el mundo salvaje de nuestros antepasados podía surgir, en cualquier momento, una serpiente o un alacrán.
- Gustavo Bueno, en La fe del ateo.