Islamismo "líquido"

Una docena mal contada de conspiradores islámicos, dispuestos a matar, ha demostrado ser suficiente para crear el ambiente de fortaleza sitiada en el que vivimos actualmente y para agitar la presente ola de "inseguridad generalizada".

Por mencionar sólo algunas estimaciones, según YouGov (Vía Daniel Pipes) hasta el 6% de los musulmanes británicos (es decir, unos 100.000 individuos) estarían dispuestos a justificar los ataques islamistas en Europa. En Palestina, Hamas logró alcanzar un 44% del voto popular. Según otro estudio de Gallup en 2006 el grupo "radical" representaba hasta el 7% de la población en los 10 países estudiados, variando desde el 26% de apoyo islamista en Egipto al 1% de Marruecos. Kamal Nawash era aún más pesimista en agosto de 2004: hasta la mitad de los fieles musulmanes compartirían los fines del extremismo. Desconozco si existen datos sobre la situación en España.

Por descontado, puede remarcarse el hecho de que la mayoría de los musulmanes no defienden el terrorismo, e incluso la molesta evidencia (recordada Ibn Warraq en Por qué no soy musulmán) de que son justamente los mismos fieles mahometanos aquellos que constituyen el blanco principal del islamismo, por no mencionar los heroicos esfuerzos de algunos exmusulmanes para participar en la vida laica, pero designar el fenómeno radical como un espejismo provocado por el "miedo líquido" occidental sólo consigue acreditar el estado de licuefacción en el que se encuentra la mente de muchos "intelectuales" europeos.

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