La ciencia de las diferencias

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La evolución no está hecha solamente de selección natural. Darwin ya se percató de que muchos rasgos importantes, relacionados con lo que llamó “características sexuales secundarias” (como la icónica cresta del pavo real) eran debidos a otra fuerza de la naturaleza: la selección sexual. Este tipo de selección es lo que nos hace previsiblemente diferentes a machos y hembras en la mayoría de las especies que no son naturalmente monógamas.

David Geary es un profesor en el departamento de psicología de la universidad de Missouri y uno de los grandes estudiosos mundiales de las diferencias entre hombres y mujeres. Geary es también el director del principal investigador de un estudio longitudinal sobre las discapacidades en el aprendizaje infantil de las matemáticas.

Geary es autor de una verdadera “biblia” científica sobre las diferencias evolutivas de hombres y mujeres: Male, Female. The evolution of human sexual differences, un texto que de hecho cubre una parte tan importante como poco comprendida, y a veces ideológicamente perseguida, de la cultura científica moderna. Este libro abarca aspectos muy extensos de las diferencias evolutivas entre hombres y mujeres, desde las diferencias naturales que ya se encuentran en mamíferos y primates hasta aquellas que son específicas de nuestra especie, visibles desde los tipos de juegos preferidos por los niños, las diferencias en el desarrollo fisiológico o en cognición y motivación social.

Aunque no es posible resumir esta ciencia de las diferencias en un sólo lema, hay una especie de “ley de hierro” en la reproducción natural que ya fue descubierta por la obra seminal de Robert Trivers (1972): “El sexo cuya inversión parental sea normalmente mayor que el del sexo opuesto se convertirá en un recurso limitado para ese sexo. Los individuos del sexo que invierte menos competirán entre ellos mismos para fecundar a los miembros del sexo que más invierte”. No es que lo explique todo, pero nada más sencillo explica más, incluso en la especie humana, que a veces presume de no tener ya naturaleza, sino historia.
 

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