Drogas para el amor. Un argumento materialista

Los valores familiares no han bajado del cielo: son un invento de los mamíferos. Ni siquiera la monogamia es una característica humana sin antecedentes, como explica Patricia Churchland en su último libro. Un 3% de los mamíferos (castores, marmotas, monos titis, gibones, ratones de pradera y montaña) forman parejas de larga duración.

El caso de los ratones silvestres es particularmente ilustrativo. Mientras que los ratones de pradera se emparejan para siempre, los de montaña no lo hacen. Y parece que la diferencia sólo se puede apreciar a un nivel microestructural y neurobiológico muy concreto: los receptores de la hormona vasopresina.

Para saber qué es un “sentimiento moral” a la Hume, resulta que hoy es preciso saber mucho de neuroendocrinología. Naturalmente, la monogamia humana abarca un conjunto de valores e instituciones culturales mucho más complejas y difíciles de explicar. La ciencia natural del amor no reduce el matrimonio a neuroendocrinología, sólo muestra que la distancia entre la biología y los valores, no es insalvable.

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