La teología política de Jorge Fernández Díaz

En España tenemos una percepción muy confiada sobre las posiciones religiosas de los políticos conservadores y sobre la influencia que ejerce todavía la religión en las decisiones políticas. Esta apreciación "liberal" de la derecha, en el marco de un estado supuestamente "aconfesional", a mi juicio es errónea. Se suele pensar que los políticos ultrareligiosos son un fenómeno exótico, propio de pueblerinos del "Tea Party" y de lunáticos del "cinturón bíblico" americano. Pero las posiciones de los conservadores españoles sobre política científica, cambio climático, investigación con células madre, evolución o matrimonio homosexual son, en realidad, muy similares a las americanas.

Hace poco Jaime Mayor Oreja presentó un libro escrito por dos catedráticos españoles de universidades católicas, y prologado por él mismo, Nueva izquierda y cristianismo, un alegato contra el "marxismo cultural" y el supuesto relativismo de los progresistas que, muy lejos de un conservadurismo moderado, camufla una visión religiosa absolutista característicamente tradicional (En los orígenes de España. Mitos y realidades, del historiador Luis Suárez, es muy instructivo sobre este punto).

El nuevo ministro del interior es un adepto entusiasta de esta tendencia teocrática. En una entrevista que concedió al semanario ultracatólico Alba hace un par de años (ahora aparece en el digital Religión en libertad) describe su "conversión" a un catolicismo militante, sus opiniones providencialistas inspiradas en san Agustín y Messori, y su concepción sobre la influencia de la religión en la política. Según Jorge Fernández Díaz, "Las cortes son el órgano legislativo del Estado y Dios, el gran legislador del universo." Los teólogos españoles del siglo XVI no podrían estar más de acuerdo ni más regozijados.

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