¿Recibiría Zapatero a una delegación de ateos?

A veces se ha reprochado a Barack Obama por emplear más referencias religiosas en sus discursos que su  predecesor conservador. Intervenciones públicas tan señaladas como el Discurso en la universidad de El Cairo [PDF] abundaban en terminología y alabanza religiosa, por ejemplo. Sin embargo, debe recordarse de nuevo su discurso inaugural como presidente, cuando describió a los EE.UU., como una "Nación de cristianos y musulmanes, de judíos e hinduístas, y de no creyentes". En un tono similar, en la apertura del curso en la universidad de Notre Dame, Obama sugirió que una misma Regla de Oro -que otros prefieren llamar esperanto moral, aúna "a las personas de toda fe y a las que no tienen fe".

Ahora, la Casa Blanca acaba de recibir a una representación significativa de ateos, no creyentes y humanistas seculares. Por poco que pueda esperarse de un encuentro semejante,  muestra claramente que al menos la unión táctica de los no creyentes es posible y deseable.

En España el porcentaje de no creyentes es superior al de EE.UU. Que eventos parecidos no se esperen aquí acaso sólo pueda explicarse por el tradicionalmente débil y fragmentario asociacionismo de los ateos españoles.

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