El increíble Phineas Gage

Si actuar moralmente depende últimamente de un "alma inmaterial" desconocida por la neurobiología, ¿por qué las lesiones físicas afectan tanto a la ética? Uno de los primeros casos bien documentados favorables al naturalismo moral es el de Phineas Gage (1823-1860), un empleado ferroviario que sufrió la destrucción de parte de su cerebro después de un terrible accidente manipulando explosivos. A pesar de que el trabajador sobrevivió al accidente y de que los médicos informaron sobre su aparente recuperación, Gage nunca volvió a ser el mismo, volviéndose cada vez más impaciente, irreverente, desconsiderado e incapaz de mantener sus obligaciones sociales y laborales. De hecho, llegó a viajar por Nueva Inglaterra y Europa intentando ganar dinero como curiosidad de feria. Los economistas dirían que el accidentado experimentó un aumento desmesurado de la "preferencia temporal".

El caso marcó un hito en la neurología moderna, al confirmar la hipótesis de que la psicopatología podría correlacionarse con daños cerebrales, así como la relación específica entre la constitución de la corteza prefrontal y la configuración de la personalidad, incluyendo las cualidades que normalmente agrupamos como "éticas" y "morales". El nudo cartesiano comenzaba a ser desatado. En 1995, Hannah Damasio y colegas de la Universidad de Iowa emplearon técnicas de neuroimagen para reconstruir la calavera de Gage. Concluyeron que había sufrido daños en ambas cortezas prefrontales, si bien éstos se limitaban al hemisferio izquierdo.


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