¿Por qué los homosexuales masculinos causan más disgusto?

La homosexualidad femenina causa menos disgusto social que la homosexualidad masculina. Según este trabajo (basado en una muestra WEIRD) los gays masculinos despiertan más “homonegatividad” que las lesbianas, y los hombres, más que las mujeres, muestran más incomocidad en general hacia los homosexuales. Este sesgo tiene una explicación tortuosa. Quizás Warren Farrell da en el clavo cuando argumenta que detrás de la homofobia masculina está el miedo social al sexo gratuito que detrae recursos masculinos y cuestiona la expectativa arraigada de que los hombres, específicamente, actúen como protectores y proveedores.

El disgusto, el asco, son emociones morales. Según Jonathan Haidt los juicios políticos no surgen de la racionalidad sino, en una parte importante, del "estómago". Aunque la experiencia reciente muestra que las actitudes morales son cambiables, sentir aversión hacia la homosexualidad, y hacia otras prácticas que amenazan la cohesión social, probablemente tiene detrás una larga historia evolutiva. Para oscuros evolucionistas como Gregory Cochran o John Durant, autor del Paleomanifesto, la hoy llamada homofobia podria haber evolucionado como mecanismo social para evitar la transmisión de patógenos en sociedades tradicionales, similarmente al rechazo al bestialismo. Ahora es cómodo tachar los códigos religiosos tradicionales sobre el sexo como residuos de la “edad de piedra” o cosas peores, pero en un mundo sin antibióticos ni preservativos, ciertas conductas sexuales podían ser simplemente letales, o bien dañar significativamente la "aptitud biológica" (fitness) de una población.

La tolerancia hacia los homosexuales, o hacia los ateos, son fenómenos históricamente novedosos. De unos pocos siglos y unas pocas décadas. Pierre Bayle fue el primero en defender que una sociedad de ateos era posible y, no nos cansamos de repetir, su sugerencia fue furibundamente contestada, incluso por los defensores paradigmáticos de la “Ilustración”. Los ilustrados también se opusieron mayoritariamente al "libertinismo". Kant consideraba la homosexualidad un "vicio innombrable" (para que se sepa, Kant también defendía matar bastardos y se oponía a la donación de órganos).

Todavía hoy en día países como Uganda criminalizan la homosexualidad, y la misma Rusia prohíbe la "propaganda homosexual" en flagrante desafío al Evangelio secular. Quizás el universalismo moral basado en los "derechos humanos" es un ente de imaginación. La dificultades de convertir a la "humanidad" al credo secular occidental no parecen muy distintas a las dificultades (en realidad, la imposibilidad) de convertir el mundo a alguna versión particular del cristianismo.

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