No tan maravillosas

Se ha etiquetado como efecto “Women are wonderful” (las mujeres son maravillosas) a la supuesta tendencia que tiene la gente a “asociar atributos más positivos con la categoría social general de las mujeres en comparación a los hombres”. Se trata de un sesgo social profemenino: las mujeres prefieren a las mujeres y los hombres también prefieren a las mujeres. Como esto es difícil de conciliar con las teorías de la opresión y el patriarcado, los “científicos sociales” han asociado este sesgo con otro curioso artefacto: el “sexismo ambivalente”.

El descubrimiento del sesgo coincide con una fuerte tendencia social, sintetizada y popularizada por Hana Rosin, orientada no ya a apoyar la igualdad de oportunidades entres sexos, sino a exaltar las cualidades específicamente femeninas para el liderazgo pacífico y cooperativo en la nueva economía. Se considera algo negativo, incluso horrendo, que la filosofía, la ciencia, la empresa o los gobiernos sean espacios “dominados” por hombres, y continuamente se hacen llamamientos para que haya menos personas con pene haciendo cosas interesantes y productivas. Esta moda social no suele acompañarse con llamamientos paralelos a terminar con los trabajos desagradables y peligrosos mayoritariamente desempeñados por hombres:

Vía

Una encuesta reciente sobre preferencias laborales, publicada por Pew Research Center, parece contradecir el sesgo profemenino. Cuando a las personas se les pregunta si prefieren trabajar con hombres o con mujeres, la mayoría (77%) afirma que “no le importa”, pero entre los que dicen que sí les importa, la preferencia se inclina ligeramente a favor de los hombres. Los hombres prefieren trabajar con hombres (14%) y las mujeres (18%) también prefieren trabajar con otros hombres.

Habida cuenta de las expectativas sociales fuertemente contrarias a mostrar preferencias “sexistas”, los resultados de esta encuesta son por lo menos interesantes.

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