La ciencia de las guerras religiosas

Gustave Dore: Masacre de Vaudois 

Hace unos días publicamos en Tercera Cultura una reseña sobre el trabajo de Scott Atran y Jeremy Ginges centrado en la relación entre guerra, religión y “valores sagrados”. El artículo ponía los trabajos de los “nuevos ateos” (Hitchens, Harris, Dawkins...) como ejemplos de “estudios pobres” e ideológicamente contaminados en comparación a la literatura científica sobre la materia.

Atran también tiene una pieza reciente en Foreign Policy atacando misma idea popular. Por lo visto, no es para tanto:

Los temas religiosos motivan sólo una pequeña minoría de las guerras registradas. La Encyclopedia of Wars estudió 1773 conflictos a lo largo de la historia y sólo 123 (7 por ciento) eran religiosos. Una auditoría financiada por la BBC, “God and War”, que evaluaba los mayores conflictos a lo largo de 3500 años y los clasificaba de 0 a 5 según una escala de motivación religiosa (Guerras púnicas = 0, Cruzadas = 5), halló que más del 60% no poseían motivaciones religiosas. Menos de un 7 por ciento obtuvo una valoración mayor de 3. 

Dejando de lado que el 40% de guerras religiosas es un porcentaje más que respetable, los mismos autores del informe “Dios y la guerra” [PDF] admitían que sólo “pretendía estimular la discusión más que proporcionar la última palabra sobre el papel de la religión en los conflictos violentos a lo largo del tiempo”. En el trabajo, se pretende medir el grado de religiosidad de un conflicto según cumple o no cinco criterios: 1) Religión como movilización 2) Motivación y discurso religioso por líderes políticos 3) Ataques a objetivos simbólicos religioso 4) Objetivos de conversión y 5) Fuerte apoyo por parte de líderes religiosos.

Para poner sólo un ejemplo, la tabla clasifica la gran guerra del Peloponeso como un conflicto con motivación religiosa 0. Sin embargo, si leemos a Tucídides vemos que los bandos del conflicto se acusaban mutuamente de cometer sacrilegios contra los dioses y por tanto que la función motivadora de las creencias religiosas nunca dejo de estar muy presente:

Por medio de sus embajadores los lacedemonios exigían ante todo que los atenienses se librase de la culpa sacrílega contra la diosa. 

Y algo después, en el mismo libro I de la Historia de la guerra del Peloponeso:

Por su parte los atenienses exigían que los lacedemonios expiasen el sacrilegio de Ténaro, ya que los lacedemonios en una ocasión, después de levantar y retirar a unos hilotas que se habían acogido como suplicantes al santuario de Posidón en el Ténaro, los mataron. Esta es la razón por la que incluso ellos creen que les sobrevino el terremoto de Esparta. 

Únicamente para poner un pequeño botón de muestra. El resto de los conflictos de la tabla cruzados con los demás criterios también necesitaría un intenso escrutinio crítico antes de sacar conclusiones cuantitativas muy tajantes sobre la relación entre religión y guerras, especialmente cuando estas conclusiones se basan en nociones cualitativas tan difíciles de precisar.

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