El surgimiento del ateísmo público

La revista digital Approaching religion dedica su último número a la "nueva visibilidad del ateísmo en Europa". Uno de los artículos corre a cargo de Grace Davie, profesora emérita de religión en la universidad de Exeter.

La tesis que intenta desarrollar Davie es que creencia e increencia son en realidad dos "caras de la misma moneda" en la modernidad. Esto es verdad hasta cierto punto. Es evidente que tanto los movimientos religiosos como los "seculares" dependen de situaciones institucionales y de tradiciones propias de cada país. Por ejemplo, en EE.UU el movimiento secular tiende a definirse frente a la llamada "derecha religiosa", una ideología difundida a través de diversas "denominaciones" religiosas que compiten en un mercado libre, mientras que los secularistas europeos tienden a definirse frente a iglesias estatales (Noruega, Inglaterra) o tradicionalmente favorecidas por el estado (España, Francia).

Hay al menos tres rasgos del nuevo ateísmo público, más o menos inédito en la historia occidental, que suponen una novedad significativa con respecto a algunos supuestos corrientes de las teorías de la secularización.

1) En la "era secular" las personas no eligen la religión más "racional"

No es sólo que las personas no han adoptado el ateísmo de forma mayoritaria, sino que según Davie, las "formas de organización religiosa y de creencias asociadas que están ganando en términos de mercado son aquellas que se describen mejor como experienciales en lugar de puramente cerebrales, teniendo en cuenta que esto no era lo que los científicos sociales de la religión habían anticipado en las décadas posteriores a la guerra". Así lo atestiguaría el crecimiento de formas carismáticas y fuertemente "experienciales" de religión, así como nuevas formas de espiritualidad "new age" a veces en perjuicio de las iglesias tradicionales.

2) La religión no ha perdido fuerza en la esfera pública

Contra predicciones optimistas de los teóricos de la secularización, la religiosidad no se ha retirado al ámbito privado, sino que, de forma creciente, las distintas iglesias y "denominaciones" reclaman un papel más importante en la esfera pública y política. Davie subraya el papel importante que ha desempeñado el Islam en este recrudecimiento de la religión en la esfera pública, "no porque sean particularmente numerosos, sino porque están desafiando las profundas convicciones de una mayoría de los europeos acerca de que la creencia es un asunto privado." Aquí mismo comentamos que la misma iglesia católica ha dado "gracias al Islam" por haber impulsado esta crítica a la secularización. Otros teóricos sociales sugieren en este mismo sentido que estamos viviendo dentro de sociedades "postseculares".

3) Ha fracasado la "ética mínima" o "ética civil" que pretendía una alianza duradera de creyentes y no creyentes

Esta conclusión no forma parte del análisis de Davie, pero no es de difícil deducción.

A pesar de que los teóricos de la secularización predijeron el declive del significado público de la religión, "paradójicamente, ha ocurrido todo lo contrario: las creencias privadas (no sostenidas por ningún tipo de institución) están disminuyendo rápidamente especialmente en el norte de Europa, pero la religión como tal ha vuelto a entrar en la esfera pública. Y a veces, dramáticamente." Este recrudecimiento religioso, según Davie, tendría una fecha clave: 1979, justo el momento en el que el Shah y su familia fueron desalojados de Irán y sustituidos por un régimen islamista. La fatwa dictaminada por los ayatolas contra Salman Rushdie, seguida por el auge del fundamentalismo religioso, y por la era de la "Yihad global" de Al-Qaeda son acontecimientos claramente asociados con una creciente polarización de las opiniones seculares y religiosas.

Davie no se aventura en esta conclusión, pero a mí me parece evidente que, a partir en este recrudecido escenario, los antiguos supuestos de una "ética mínima" o una "ética civil" común entre creyentes y no creyentes están cada vez más en entredicho. Hay grandes dudas sobre qué contenidos conservaría esa ética mínima. Victoria Camps, para poner un ejemplo reciente, rechaza que el matrimonio homosexual forme parte ya de este acuerdo de mínimos. Y numerosos asuntos moralmente sensibles, como el aborto o la eutanasia, están cada vez más polarizados.

Davie también considera que parte de estas nuevas reacciones, por parte de un secularismo hostil, y en especial por parte de los llamados "nuevos ateos", de algún modo "adopta las características de las formas de religión que menos les agrada". Estos episodios pondrían de manifiesto que el secularismo, lejos de ser una "parte inevitable en la historia de la modernidad", tienen un alcance limitado a ciertas partes del planeta. Apoyándose en la autoridad de Peter Berger, la mayor parte del mundo continuaría siendo "furiosamente religioso, como siempre". Por desgracia Davie no proporciona en este punto final ningún argumento empírico, a pesar de lo controvertido del asunto.



ResearchBlogging.orgDavie, G. (2012). Belief and unbelief: two sides of a coin Approaching religion, 2 (1)

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