El gen de Dios

Encontrar el "gen de Dios" se podría considerar algo así como el Grial de la búsqueda de la religión natural. Dean Hamer, que desempeña un papel directivo en el Instituto Nacional del Cancer de EE.UU., de hecho afirmó localizar este gen en un libro publicado en 2004: The god gene: How worship is hard-wired into our genes. Hamer creyó identificar este gen divino en la variante genética VMAT2, un gen polimórfico y por tanto presente de forma variable en la población, lo que podría explicar por qué unas personas son más religiosas que otras. Específicamente, Hamer afirmó haber encontrado "una correlación débil pero genuina entre la presencia del gen VMAT2 y la tendencia a sentirse conectado con el mundo y la disposición a aceptar cosas que no pueden ser demostradas objetivamente." Se supone que el VMAT2 aumentaría los niveles del neurotransmisor monoamina, lo que se asociaría con un mayor optimismo, y un sentimiento de autotrascendencia.

Un problema, como no se cansa de recordar Carl Zimmer, es que el artículo donde Hamer hacía estas revelaciones sigue sin publicarse, que sepamos, desde 2004.

El departamento de defensa del Pentágono, en una sesión informativa de 2005, habría sugerido incluso la posibilidad de suprimir el comportamiento de los fanáticos religiosos, con una supuesta sobreexpresión de este gen, mediante vacunación. Desde entonces el presunto "gen de Dios" ha saltado a la mitología de las conspiraciones urbanas, con estrafalarias sugerencias de que el gobierno de EE.UU está intentando alterar el ADN de la población para erradicar los sentimientos religiosos, mediante vacunación masiva, misteriosos aerosoles o "chemtrails".

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