Filosofía experimental en España

La filosofía experimental, según este blog que explora en sus orígenes históricos, sería la denominación más adecuada para describir los inicios de la filosofía moderna. El énfasis superior en la experimentación en contraste con las tendencias más rígidas del aristotelismo y el escolasticismo se trataría además de un fenómeno europeo y occidental, no exclusivamente británico. Pese a la censura eclesiástica, ni siquiera en España faltaron filósofos experimentales como Juan de Cabriada, que publicó su Carta philosophica en 1687:

Es regla asentada, y máxima cierta en toda medicina, que ninguna cosa se ha de admitir por verdad en ella, ni en el conocimiento de las cosas naturales, sino es aquello, que ha mostrado la experiencia mediante los sentidos exteriores: Asimismo es cierto, que el médico ha de estar instruido en tres géneros de observaciones, y experimentos, como son: anatómicos, prácticos, y chymicos.

También se cita la obra del médico Diego Zapata, autor de Crisis medica y Ocaso de las formas aristotélicas. Tanto Cabriada como Zapata fueron considerados "novatores" por sus adversarios del siglo XVIII, una denominación en principio peyorativa, a veces asociada con el amenazante cartesianismo.

Gustavo Bueno precisaba en 1999 que estos antecedentes de la Ilustración española eran seguidores de Gassendi antes que Descartes y que "pretendieron no tanto ser novatores (esnobistas, diríamos hoy) cuanto continuadores de una tradición de intérpretes españoles de Aristóteles del siglo XVI, como Pedro Juan Núñez o Pedro Simón Abril, que buscaban liberarlo de las interpretaciones escolásticas y cuyas críticas al hilemorfismo influyeron precisamente en el mecanicismo y el corpuscularismo que se desarrolló en la Francia del siglo XVII (Gómez Pereira y Descartes, Luis Vives y Gassendi)".

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