El rival “materialista” de Buda

Durante el siglo VI a.C las enseñanzas de Buda se encontraron con la resistencia de distintos "maestros" espirituales (los llamados seis samana en el canon pali) a los que se reprochaba entre otras cosas un exceso de orgullo ascético, una escasa atención por los demás y su fatalismo cósmico. Uno de estos maestros fue Ajita Kesakambali, que según Mircea Eliade profesaba un materialismo cercano a los Charvaka. De acuerdo con la Brahmajala Sutta, Ajita apoyaba la doctrina de la aniquilación tras la muerte (Ucchedavada) y la identidad entre el alma y el cuerpo (Tam-Jivam-tam-sariram-vada).

Una antigua fuente budista, la Sāmaññaphala Sutta, recoge parte de la doctrina de Kesakambali:

No hay nada parecido a las almas, los sacrificios o las ofrendas. Tampoco existen frutos o resultados de las buenas o malas acciones. Un ser humano está compuesto de cuatro elementos. Cuando muere, lo terrenal que hay en él retorna a la tierra, lo fluido al agua, lo caluroso al fuego, el viento al aire, y sus facultades mueren en el espacio. Es una mentira vacía, una charla ociosa, cuando los hombres dicen que hay algún provecho. Tanto los idiotas como los sabios, una vez se disuelve el cuerpo, son destruidos, aniquilados, y dejan de existir tras la muerte.

Como casi siempre en estos casos, resulta difícil reconstruir íntegramente las opiniones originales de los maestros y escuelas que sostenían puntos de vista diferentes a las corrientes religiosas mayoritarias, ya que sus puntos de vista siempre nos aparecen filtrados por sus críticos. Pero sí podemos extraer una conclusión: hace 2.500 años existían ateos que discutían sobre cuestiones parecidas a las que nos preocupan hoy.

Adivinad quién se sintió interesado por la obra de este heterodoxo: Julian Assange. Ver también el post en Common Sense Atheism.

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