Acientífico Rajoy

Los gobiernos en España no se caracterizan por su profundo amor a la ciencia y la innovación. En 2008 el gobierno amagó con la creación de un Ministerio de Ciencia e Innovación, pero las expectativas presupuestarias fueron defraudadas pronto por la acuciante crisis económica. La puntilla política de este prolongado desprecio por la ciencia acaba de darla el nuevo presidente al eliminar el ministerio de Ciencia y tecnología.

Nuestro país tiene algo en común con Italia o Grecia: un nivel inapropiado de inversión en investigación y desarrollo. Por razones que no es difícil de entender en nuestra tradición, en España sigue sin relacionarse la ciencia con la salida de la crisis. Probablemente Mariano Rajoy no ha leído (me refiero a un resumen traducido por su equipo, porque nuestro actual presidente tampoco habla inglés) este editorial de Nature publicado en noviembre. Tampoco nuestros representantes políticos parecen haber recibido ninguna instrucción desde Europa en este asunto:

Las mejoras en la ciencia en el sur de Europa no sólo beneficiarán a los países individuales en los que tienen lugar, sino que harán Europa más competitiva. Pero sin nuevo dinero, los marcos legales no podrán trabajar en las maravillas que se esperan de ellos. Una nueva agencia de investigación no servirá de mucho sin un presupuesto.

Hasta ahora, la ciencia apenas había entrado en el debate político y cultural de España. Una situación que contrasta con las "guerras culturales" de países más prósperos, donde las élites científicas y académicas sí están dispuestas a dar la batalla. Confiemos en que esta decisión del nuevo presidente de gobierno ayude a despertar algo la adormecida conciencia de la ciencia española. O bien esperamos tranquilamente nuestro turno en la cola donde se reparta el nuevo "soylent green".

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