Los santos de la epilepsia
Hipócrates de Cos |
El racionalismo de Hipócrates, sin embargo, no logró sustituir a las creencias populares, debido tanto a la impotencia de los médicos para proporcionar una cura como a la atracción intuitiva hacia las explicaciones sobrenaturales en un mundo poblado por millones de demonios. Esta visión sobrenaturalista de las enfermedades está reflejada en uno de los tratados más influyentes de toda la edad media, el Malleus Maleficarum, para el que "no existe dolencia, ni tan siquiera la lepra o la epilepsia, que no pueda ser causada por las brujas, con el permiso de Dios." En semejante contexto son los santos, no los médicos, los encargados de tratar con la enfermedad siempre a través de la mediación divina.
La edad media contempló muchos patrones de la epilepsia: el mártir Sebastián, San Maturín (patrón también de los idiotas y los bufones), santa Bibiana, san Bartolomé, san Valentín, san Pablo o los mismos reyes magos ejercieron este papel. En España, destacó especialmente el dominico valenciano san Vicente Ferrer (1350-1418) cuyas reliquias se empleaban para curar la enfermedad.
El artículo apunta también a que la iglesia católica no estuvo sola en estas creencias sobrenaturalistas y prodigiosas. El mismo Lutero consideraba que la melancolía era "la obra del demonio" y describía la epilepsia como un morbus demoniacus. Incluso anatomistas mas próximos a una actitud científica, como Cesalpino (1524-1603), achacaban la elipepsia a la acción de los incubos y los súcubos.
Es largo y tortuoso el camino que lleva a reconocer la epilepsia como lo que es verdaderamente: un desorden neurológico que tiene causas naturales. La historia de la medicina muestra que para tratar esta dolorosa enfermedad de forma eficaz no son precisos exorcistas, sino ciencia. Y para que esta ciencia actúe sin restricciones también es indispensable una actitud cultural favorable al "desencantamiento", es decir, a la deslegitimación y supresión de las explicaciones no naturales del mundo natural.
Murphy, E.L (1959). The saints of epilepsy Medical history, 3 (4), 303-311