Quiero ser islandés

Islandia (330.000 habitantes) tiene un humanismo secular mucho más maduro y desarrollado que el de España (47 millones de habitantes). El país posee una iglesia nacional luterana que suministra tradicionalmente distintas prácticas ceremoniales, pero los representantes políticos islandeses que no son creyentes tienen la ocasión de no hacer el paripé en la misa luterana que sirve para inaugurar el año parlamentario, asistiendo en su lugar a un servicio totalmente secular. Este otoño, 13 de los 63 parlamentarios islandeses (el 20%) decidieron asistir a la ceremonia secular organizada por los humanistas. El porcentaje de ateos y no creyentes varía en Islandia, según encuestas, entre el 16 y el 23%.

Además de luchar por la separación de iglesia y estado, los humanistas islandeses asociados en Sidmennt vienen organizando desde 1991 distintas ceremonias sociales alternativas a las religiosas. Cosas que aquí sólo provocan en el mejor de los casos chascarrillos y reacciones propias de adolescentes morales, como ceremonias de confirmación, bodas y funerales laicos, ya son hábitos bastante desarrollados en los países del norte de Europa.

Sidmennt está registrada como asociación religiosa por el gobierno de Islandia para poder disfrutar de las ventajas legales de las asociaciones religiosas, no porque nadie considere que el humanismo secular sea una "religión".

Plantear un humanismo secular en positivo, organizado y maduro es el único modo de superar los estereotipos negativos. Al fín y al cabo, las personas no religiosas tenemos las mismas necesidades de ritos de paso y de redes sociales de apoyo que las religiosas, y los datos de las ciencias sociales reafirman el papel positivo que desempeñan las emociones sociales en el bienestar personal, seas o no creyente. 

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