¿Por qué no beatifican a Sai Baba?

Las religiones tradicionales no son naturalistas ni fisicalistas. No aceptan que la naturaleza sea un sistema causalmente cerrado, y asumen en consecuencia la posibilidad de que agentes no naturales (dioses, ángeles, beatos o santos muertos) influyan causalmente en el mundo natural. Además, el antinaturalismo de las religiones no es una inofensiva tesis metafísica, no sólo asegura que existen realmente dioses, ángeles, beatos, o santos del más allá, sino que estos agentes no naturales pueden en principio influir causalmente en el mundo natural, como muestran todas las historias de milagros, desde los atribuidos a Sathya Sai Baba al último atribuido a Juan Pablo II.

Las historias de milagros ilustran una diferencia interesante entre la ciencia y religión. Si una manzana cae en Bangalore, suponemos simplemente que es una instancia más de la ley de la gravitación universal. Las leyes científico naturales son insensibles al contexto cultural y político. Pero no sucede lo mismo con las historias de milagros. Desde luego las tradiciones religiosas pueden aceptar hechos no naturales de otras religiones sin reconocerlos como milagros genuinos (como ocurría con los prodigios atribuidos a Apolonio de Tiana en tiempos de Jesús de Nazaret, pongamos por caso), pero las razones últimas por las que se aprueba una historia de milagros son rigurosamente provincianas, y dependen de los criterios culturales de cada denominación religiosa.

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