“Los ingenieros, las personas que hacen las máquinas, que empleaban el conocimiento existente para hacer que algo funcione, eran, en nueve casos de cada diez, políticamente conservadores, tolerantes con cualquier régimen en el que se encontraran, interesados en hacer funcionar a las máquinas, pero indiferentes hacia los planes sociales de largo plazo. Por el contrario, los físicos, que empleaban su vida intelectual en la búsqueda de verdades nuevas, encontraban contrario a su naturaleza dejar de mirar hacia la sociedad. Eran rebeldes, críticos y curiosos con un futuro que deseaban cambiar.”
- C.P. Snow, The new men (1954)
Animales superfluos
Entre los teólogos también surgieron cuestiones problemáticas en relación a los animales clasificados como "superfluos". San Agustín fue especialmente diestro en esto. Afirmó: "Confieso mi ignorancia sobre por qué fueron creadas las ratas y los sapos, o las moscas y los gusanos... Todas las criaturas son útiles, dañinas o o bien superficiales para nosotros...En cuanto a las criaturas dañinas, nosotros resultamos castigados, disciplinados o aterrorizados por ellas, de modo que no acariciamos y amamos su vida." En cuanto a los "animales superfluos", afirma que "Aunque no sean precisos para nuestro servicio, todo el diseño del universo está completado y finalizado." Lutero, que siguió a San Agustín en tantas materias, declinó seguirle totalmente en esta. Para él una mosca no era meramente superflua, era nociva, enviada por el diablo para fastidiarle mientras leía. - Andrew Dickson White (1832-1918)