“La idea de ofrecer una descripción de todos los trabajos manuales, dirigida al público lector en general, era ciertamente inaudita. Y no sólo era nueva: una obra que iba a contener todas las herramientas del trabajador, pero muy poca información acerca de reyes, casas gobernantes, grandes batallas o santos, era también revolucionaria. Modificando implícitamente el equilibrio desde la nobleza y las vidas de los grandes hacia el humilde y a menudo anónimo trabajo manual, Diderot, el hijo de un cuchillero , y D'Alembert, adoptado por un cristalero, estaban manifestando audazmente, ya que no en voz alta, qué era lo que importaba realmente en el mundo.”
- Philipp Blom, Encyclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales
Uno de los dibujos para la Encyclopédie
de Louise-Jacques Goussier (1722-1799)
Animales superfluos
Entre los teólogos también surgieron cuestiones problemáticas en relación a los animales clasificados como "superfluos". San Agustín fue especialmente diestro en esto. Afirmó: "Confieso mi ignorancia sobre por qué fueron creadas las ratas y los sapos, o las moscas y los gusanos... Todas las criaturas son útiles, dañinas o o bien superficiales para nosotros...En cuanto a las criaturas dañinas, nosotros resultamos castigados, disciplinados o aterrorizados por ellas, de modo que no acariciamos y amamos su vida." En cuanto a los "animales superfluos", afirma que "Aunque no sean precisos para nuestro servicio, todo el diseño del universo está completado y finalizado." Lutero, que siguió a San Agustín en tantas materias, declinó seguirle totalmente en esta. Para él una mosca no era meramente superflua, era nociva, enviada por el diablo para fastidiarle mientras leía. - Andrew Dickson White (1832-1918)