¿Existe una ciencia de la precognición?

¿Existen los fenómenos llamados “psi” o paranormales? Daryl J. Bem, de la universidad de Cornell (la misma que fundó Andrew Dickson White) piensa que la psicología científica puede estudiarlos seriamente y espera que los resultados de su trabajo sirvan para mejorar la imagen del campo entre sus colegas (la mayoría de los psicólogos son totalmente escépticos con estas cuestiones). Para preparar su artículo [PDF] que aparecerá en Journal of Personality and Social Psychology, una publicación seria, Bem no ha sentado en el laboratorio a la “bruja Lola”, a videntes o parapsicólogos por el estilo, sino a un grupo de estudiantes universitarios voluntarios, a los que ha sometido a 10 test experimentales para medir sus capacidades presuntamente “parapsicológicas”. El término “parapsicología” o “psi”, denotaría en este contexto “procesos anómalos de información o de transferencia de energía que actualmente resultan inexplicables en términos de los mecanismos físicos o biológicos conocidos”. Estos fenómenos, en principio, podrían ser reconocidos por el acervo de la ciencia -de acuerdo con la visión de Bem- aunque carezcamos de un marco teórico plausible para ellos.

En concreto, Bem quería averiguar si los sujetos tenían habilidades precognitivas, basándose en la literatura científica sobre el “efecto de presentimiento” que aparentemente evidencia que la mente humana puede anticipar ciertos estímulos antes de que ocurran. Uno de los test más llamativos preparados implicaba el uso de imágenes eróticas presentadas subliminalmente en un terminal de ordenador. A 100 estudiantes de la universidad de Cornell se les pedía que decidieran cuál de las dos imágenes presentadas por el ordenador ocultaba una imagen erótica. Aunque desde el punto de vista de los participantes parecía un test encaminado a testar la clarividencia (la virtud de ver a través de los cuerpos opacos), en realidad la imagen era generarada al azar una vez que el sujeto se decidía por alguna, por lo que el test estaba orientado en realidad a medir la precognición. A lo largo de las 100 sesiones los sujetos “adivinaron” la imagen erótica más frecuentemente de lo previsto por azar.

El problema es que esta clase de experimentos plantean muchas dudas sobre el diseño experimental, sobre el papel distorsionador del experimentador, y sobre la interpretación estadística de los datos. Para poner un ejemplo, los datos concretos en este caso no tendrían por qué involucrar ningún mecanismo “parapsicológico” incompatible con la psicología conocida, sino sólo una correlación artificial provocada por el reconocimiento inconsciente de patrones ocultos en la aleatorización de las imágenes. Según Bem, esta posibilidad debe ser rechazada debido a la diferencia entre los resultados con imágenes eróticas y no eróticas.

Para preguntarlo con Richard Feynman: ¿Cómo puede ser que esto sea así? ¿Puede suministrar la nueva comprensión de la física algún apoyo a las anomalías de la psicología? ¿Está relacionado el terorema de Bell de algún modo no metafórico con los fenómenos “psi”?

Jonah Lehrer, un conocido divulgador y blogger científico, da la bienvenida al trabajo de Bem sobre todo en la medida en que facilita la replicación experimental, pero las replicaciones hasta la fecha son fallidas [PDF]. De modo más general todavía, Eric–Jan Wagenmakers y sus colegas [PDF] cuestionan duramente la metodología del trabajo y proponen que “los psicólogos deben cambiar el modo en que analizan sus datos”.



ResearchBlogging.org Bem, D.J. (2010). Feeling the future: Experimental evidence for anomalous retroactive influences on cognition and affect Journal of Personality and Social Psychology : 10.1037/a0021524

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