Sacerdotes que no son creyentes

Los sacerdotes ateos, o al menos no creyentes en el sentido habitual, han debido formar parte del paisaje oculto de las religiones desde tiempo casi inmemorial, pero este fenómeno presumiblemente se ha vuelto más frecuente con el desarrollo de una "ideología secular" que permite e incluso alienta la crítica de todas las creencias. Una pequeña aportación al asunto procede del trabajo de Daniel C. Denett y Linda LaScola [PDF], desde el Center For Cognitive Studies en Tufts. Se trata de un breve informe que recoge entrevistas confidenciales a cinco pastores protestantes de diferentes congregaciones estadounidenses, donde los sacerdotes analizan las razones de su distanciamiento de las creencias. De forma poco sorprendente, la mayoría sostiene opiniones que van desde un ateísmo más o menos franco, a una versión "liberal" de la fe que sólo demanda incluir la palabra "Dios" en un juego de lenguaje significativo para la comunidad. Es interesante comprobar que la erosión de las creencias literalistas y supernaturalistas procede tanto del debate con los no creyentes (algunos de los pastores están muy familiarizados con las obras de Sam Harris o Christopher Hitchens), como de la reflexión existencial de carácter personal o de la confrontación con el estudio de la propia teología cristiana, especialmente en las versiones críticas de Tillich, Bultmann y otros cristianos liberales. Este fragmento resume la opinión general de los encuestados:
La diferencia entre yo y un ateo es básicamente esta: no se trata de la existencia de Dios. Se trata de: ¿Creemos que existe sitio para emplear la palabra 'Dios' en algún contexto? Un ateo consistente diría: 'No. Solo necesitamos librarnos de esta palabra del mismo modo que necesitamos librarnos del concepto de raza. Ya no empleamos esa palabra, estamos mejor sin ella.' Mientras que yo diría que estoy de acuerdo con eso en muchos casos, pero aún creo que la palabra tiene algún valor en algún contexto. Creo que la palabra Dios puede ser empleada de forma muy expresiva en algunas de mis meditaciones. He pensado en Dios como un tipo de poesía escrita por los seres humanos. Y como un modo de tratar con el hecho de que somos finitos y vulnerables.

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