¿Es realmente el libre albedrío una ilusión socialmente útil?

En The Frontal Cortex hay un interesante comentario sobre dos estudios empíricos que aparentemente acreditan una relación positiva entre la creencia en el libre albedrío y el comportamiento prosocial. En el primero (Vohs y Schooler, 2008) (PDF), los sujetos del experimento expuestos a una cita de Francis Crick sacada de The Astonishing Hypothesis resultan más dispuestos a engañar en un test aritmético. El segundo (Baumeister et al., 2009) aporta pruebas del mismo tipo sobre la relación entre la "increencia en el libre albedrío" y la predisposición a ayudar a los demás.

La cita textual de Crick es la siguiente:

Tú, tus penas y tus alegrías, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentido de identidad personal y de libre albedrío, no son de hecho más que el comportamiento de un vasto ensamblado de células nerviosas y sus moléculas asociadas. No eres más que un montón de neuronas.

Jonah Lehrer concluye su comentario afirmando que "el libre albedrío es una ilusión útil que nos hace ser más éticos y sociables, porque incluso si somos simplemente 'un vasto ensamblado de células nerviosas y sus moléculas asociadas', somos un vasto ensamblado que se siente mucho más".

Una conclusión decepcionantemente drástica que sobredimensiona los resultados de dos experimentos puntuales. En primer lugar, la elección del texto de Crick ofrece una imagen fuertemente negativa de la hipótesis naturalista ("No eres más que un montón -pack- de neuronas", etc.) cuando está sacada de contexto. En segundo lugar, porque como norma general los resultados de este tipo de experimentos en ciencias sociales -aunque útiles sin duda- difícilmente pueden desprenderse de los condicionantes sociales que envuelven tanto a los sujetos del estudio como a los mismos científicos sociales. En concreto, los resultados de ambos test son bastante predecibles en una comunidad donde las creencias sobre el libre albedrío (de carácter religioso, pero también secular, como muestra el anuncio sobre perfumes más abajo) moldean a priori cuestiones éticas esenciales. Por eso resulta tan arriesgado asignar a estos resultados algo así como un significado universal e inmutable, escrito en nuestra "naturaleza humana".

En suma, para llegar a las conclusiones que abraza Lehrer necesitaríamos muchos más experimentos, y sobre todo, experimentos ideológicamente mucho más equilibrados.

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