El precio de la autonomía: las culturas individualistas son más vulnerables a los desórdenes psiquiátricos

Desde hace tiempo se sabe que la mayoría de las enfermedades mentales tienen un curso menos prometedor en las naciones occidentales normalmente descritas por los científicos sociales como "individualistas". Los antropólogos de la salud sensatos, como Arthur Kleinman, conocían también que los desórdenes psiquiátricos no eran meros "síndromes culturales" independientes de la naturaleza humana, pero simultáneamente observaban cambios importantes debidos a diferencias culturales que demandaban una explicación.

Gracias a la teoría de la evolución gen-cultural, ahora es posible proponer un plausible modelo científico sobre la influencia de la biología y la cultura en las enfermedades mentales, y este es justamente el objetivo del trabajo publicado en Proceedings of the Royal Society que relaciona sistemáticamente las categorías culturales de Individualismo-Colectivismo con la distribución de un alelo del gen transportador de serotonina SLC6A4. Este gen contiene el polimorfismo 5-HTTLPR cuyo alelo "corto" está fuertemente asociado con el incremento de las emociones negativas: ansiedad, transtorno bipolar o depresión, entre otras disfunciones.

La frecuencia en la población humana de 5-HTTLPR S varía geográficamente, con una mayor presencia en zonas de Asia oriental, donde hasta el 80 % de los individuos portan el alelo en comparación con el 40% de los europeos. Lo más interesante, de cara a la intersección entre los estudios humanistas y naturales, es que la distribución de este alelo sirve para predecir razonablemente si una cultura posee un perfil "individualista "o "colectivista" (España se sitúa a medio camino):

Colectivismo fuertemente asociado con 5-HTTLPR S

A menudo nos gusta afirmar la autonomía como un valor universal, pero a la luz de los datos, los occidentales también pagamos un precio importante por ello. Estamos genéticamente menos dispuestos a desarrollar enfermedades mentales, pero la cultura individualista no parece funcionar como un agente antipatógeno tan eficaz como el que proporciona una (cultura) colectivista que descarga al "yo" de responsabilidad y enfatiza la necesidad de apoyo y armonía social.
Naciones con una prevalencia contemporánea e histórica mayor de patógenos causantes de enfermedades o síndromes infecciosos (como la malaria, el tifus o la lepra) son más susceptibles de adoptar normas culturales colectivistas, probablemente debido a la defensa antipagógena que las normas colectivistas podrían servir.
Tal como predice la teoría de la herencia dual o de la evolución gen-cultural, los valores culturales no son elecciones al margen de las necesidades biopsicológicas y medioambientales de los seres humanos, sino que servirían como agentes adaptativos que responden a vitales presiones de supervivencia.


ResearchBlogging.orgChiao JY, & Blizinsky KD (2009). Culture-gene coevolution of individualism-collectivism and the serotonin transporter gene. Proceedings. Biological sciences / The Royal Society PMID: 19864286

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