El arte que nos hizo humanos también nació en África

El arte humano del paleolítico superior no surgió de un modo abrupto y misterioso. No somos criaturas "absolutamente independientes" respecto a los demás animales, y el impulso artístico tampoco es una excepción. Las fantásticas obras de arte de Altamira o de Chauvet fueron con toda probabilidad precedidas de millones de años de evolución en nuestra capacidad estética, cognitiva y simbólica. Morriss-Kay compendia un "progreso" del arte al menos desde 1) El descubrimiento de los primeros objetos naturales estéticamente apreciados, como los corales coleccionados por los Neandertales en Arcy-sur-Cure, 2) Los objetos naturales rudimentariamente modificados, como las figurillas de Bere-khat Ram o las herramientas decoradas de Tan-Tan (entre 300.000 y 500.000 años) y 3) Las primeras pinturas sobre "lienzos en blanco" del Paleolítico europeo (30.000 años) cuyos autores probablemente heredaron sus habilidades de los primeros artistas africanos, antes del éxodo internacional de nuestra especie hace unos 100.000 años.

La historia profunda de la estética arraiga en los primeros ornamentos naturales desarrollados por los animales y evolucionados mediante "selección sexual", tal y como sugirió Darwin. Es cierto que el arte como tal es desconocido en animales e incluso homínidos no humanos, pero nuestro linaje más arcaico sí evolucionó una extensa comunicación basada en la visión y los sonidos. Se conoce incluso que muchos primates en cautividad disfrutan pintando de un modo similar a los niños humanos, y las apreciadas obras de Congo, un chimpancé entrenado por Desmond Morris, revelan importantes diferencias individuales entre la misma especie.

La diferencia crítica radicaría tanto en el desarrollo de tradiciones culturales como en cruciales cambios neuroanatómicos asociados a menudo con la evolución de los gestos manuales y, en particular, con la emergencia del lenguaje. Por eso lo que ya llaman neuroestética es una disciplina esencial para desentrañar los mecanismos próximos que nos permiten producir, comprender y disfrutar una obra de arte, quizás desde tiempos aún más remotos a los que sugiere el registro arqueológico.

No es de extrañar que algunas de las reflexiones más interesantes sobre arte y estética se publiquen hoy en una revista de anatomía, es decir, de ciencias naturales.



ResearchBlogging.org Morriss-Kay GM (2009). The evolution of human artistic creativity. Journal of anatomy PMID: 19900185

Zaidel, D. (2009). Art and brain: insights from neuropsychology, biology and evolution Journal of Anatomy DOI: 10.1111/j.1469-7580.2009.01099.x

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