Ágora: cine a favor de la ciencia

Los cineastas no suelen interesarse mucho por la ciencia, y cuando lo hacen, por regla general es para levantar sospechas sobre la razón humana. Por eso resulta tan estimable el optimismo filosófico de Agora, su gran talento escénico y su notable tono intelectual, emocional e incluso pedagógico.

A mucha distancia de ser un alegato anticristiano, o incluso antirreligioso (siguiendo otros modelos de "canonizacion laica" a la manera por ejemplo de Bertold Brecht) Ágora es un manifiesto vibrante contra la intolerancia y a favor de la libertad científica, irremediablemente inscrito en una "guerra cultural" contra la apropiación religiosa del sentido del mundo, y con un fuerte acento feminista de categoría intelectual muy superior al de otros conocidos experimentos literarios.

Es cierto que la reconstrucción de la trama es especulativa, pero la minuciosidad histórica es un reproche estrafalario para un cineasta cuando -por razones dramáticamente obvias- ni los propios expertos en la antiguedad disponen de documentos muy fiables sobre el periodo. Sin embargo, la muerte de Hipatia a manos de fanáticos seguidores del obispo san Cirilo, los "parabolanos", es un episodio en el que coinciden la mayoría de los historiadores, basándose precisamente en una fuente cristiana, el relato de Sócrates Escolástico en su Historia eclesiástica.

Por desgracia, la labor de los filósofos de la ciencia tampoco es sencilla, dado que no se conserva ninguna de las obras escritas por Hipatia.

Se non è vero è ben trovato

Aunque desarrollados de forma esquemática, los grandes temas de la película están muy lejos de ser gratuitos o políticamente oportunistas. Desconocemos, por ejemplo, si Hipatia (por una vez el artículo de Wikipedia no está mal) fué una adelantada del heliocentrismo, pero el ejercicio de imaginación en sí mismo no es absurdo, puesto que sí sabemos que Hipatia escribió un tratado sobre Ptolomeo y que sus conocimientos matemáticos y astronómicos le hubieran permitido elaborar hipótesis plausibles.

También es muy imaginativo el retrato de la protagonista como una audaz científica experimental, una heroica "Galileo del siglo IV", pero el papel de los experimentos en el desarrollo científico en sí es indudable, y esto es algo que apreciarán todos los espectadores por poco familiarizados que estén con el método científico.

El famoso "Creo en la filosofía" pronunciado ante la Asamblea también es apócrifo, probablemente, pero expresa una verdad positiva: la conjunción histórica de filosofía y ciencia, con posterioridad separados en bloques diferentes y a veces vistos como irreconciliables. Durante siglos, "filosofía" o "filosofia natural" fué un sinónimo de lo que hoy llamaríamos "ciencia".

Hipatia vista por Rafael Sanzio (1509)

Los "engaños" de Amenabar

Ninguno de los tres supuestos engaños de la película son tales.

1. Probablemente Hipatia no murió joven, como sugiere la película, pero la elección de Amenabar coincide ni más ni menos que con el criterio estético de Rafael Sanzio en "La escuela de Atenas" (otro modelo a tener en cuenta es el de Charles William Mitchell), a quien nadie se le ocurriría desacreditar por tomarse esta licencia. La Hipatia de Amenabar es la misma que la de Rafael, 500 años después.

2. Lejos de intentar ocultar la intolerancia mutua de las distintas facciones religiosas en Alejandría, el primer episodio violento de la película muestra a los paganos como agresores. Por otra parte, la interpretación de la muerte de la filósofa neoplatónica por una "chusma fanatizada" es una explicación corriente entre los intérpretes cristianos, pero sumamente vaga y escurridiza: ¿Por quién o por qué estaba "fanatizada" la chusma?

3. La película tampoco oculta la "convivencia" entre neoplatónicos y cristianos. Se sabe, por ejemplo, que discípulos de Hipatia, como Sinesio de Cirene, se incorporaron cómodamente a la cultura cristiana, y esto no es algo difícil de deducir en la película, en la que abundan los ejemplos de cristianismo positivo. Pero el hecho cierto es que el siglo V contempló la muerte de Hipatia y la destrucción de la mayor parte de la magnífica biblioteca de Alejandría, que el paganismo fué prohibido por los nuevos emperadores cristianos y que se cerraron la escuela de Atenas y la médica de Edessa, entre otros desastres específicamente alimentados por odio teológico.

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Editado el 12-10-09

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