El Dios terrible

No olvidéis nunca, jóvenes cristianas, que habéis visto a uno de los reyes más grandes de la tierra de rodillas ante los servidores de ese Dios todopoderoso y terrible. Esos servidores, tan débiles, perseguidos, asesinados en la tierra, como podéis ver por la herida aún sangrante de san Clemente, triunfan en el cielo. ¿No es verdad, jóvenes cristianas, que os acordaréis para siempre de este día? Odiaréis al impío. Seréis siempre fieles a ese Dios tan grande, tan terrible, pero tan bueno.

- Stendhal, Rojo y negro (Cap. XVIII)

Entradas populares de este blog

Animales superfluos

Razonad todo lo que queráis, pero obedeced