Carlos Alonso Bedate: "No sabemos cuando el embrión empieza a ser persona"

Carlos Alonso Bedate posee una sólida formación científica y humanista. Estudió ciencias biológicas con G.L. Stebbins en California, es investigador del CSIC y asesor de bioética para el actual gobierno socialista. Ayer leyó una conferencia en el Forum de la Universidad de Deusto, con el título de "Ciencia y fe en el mundo de hoy", una disertación filosófica que a decir verdad parecía más bien un "masaje" a los creyentes allí presentes. Al dar por supuesta la coexistencia pacífica del "pensamiento religioso" y del "pensamiento científico" -despreciando los desencuentros como "matices culturales" acccidentales- el padre empleó ayer, para decirlo con Puente Ojea, la típica lógica eclesiástica del sí pero no y un poquito nada más.

Lo más interesante esperó hasta el turno de preguntas, cuando el jesuita pudo disertar brevemente sobre su campo experto, la bioética concerniente al estatuto ético del embrión humano. De acuerdo con Bedate el estado actual de la ciencia genética y embriológica no permite ya sostener la analogía entre el conocimiento de los embriones de los ovíparos y los embriones de los mamíferos. Por eso es necesario "revisar la terminología científica": un zigoto humano no es un "huevo" con la potencia singular de convertirse en un ser humano individual y personal por sí mismo; para que el individuo biológico se convierta en "persona" tiene que tener lugar un diálogo biológico de la célula con el medio materno. La humanidad es, por tanto, un proceso al que es difícil poner plazos desde el punto de vista científico:
Así, la constitución de un organismo es un proceso dinámico generado en parte por la emergencia de informaciones. Lo más importante es que estas informaciones no se producen hasta que están presentes los sistemas que interaccionan. Evidentemente esto implica que el desarrollo de un individuo se lleva a cabo a través de un proceso funcional en continuidad. Existe, lógicamente, un sustrato biológico que permanece estable a lo largo de todo el proceso. Es evidente que en ningún momento del proceso hay ruptura el sustrato individual genético, pero eso no implica que durante ese proceso no aparezcan genuinas novedades, también en el nivel óntico.
Es evidente que si no es posible determinar con exactitud el momento de la "concepción", como se creía tradicionalmente, el espacio bioético para la investigación con células madre germinales es mucho más amplio incluso dentro de una "ética cristiana". Por otra parte, según recuerda Bedate, toda esta controversia tiene origen en un malentendido teológico: la "concepción" de Jesucristo que no es propiamente biológica, sino místico-religiosa. Esto implicaría que quienes analizan el inicio de la vida humana desde el paradigma esencialista de la concepción -como los firmantes de la "Declaración de Madrid" y sus agitadores-, lo hacen más desde la mística que desde la ciencia.

Entradas populares de este blog

Animales superfluos

Razonad todo lo que queráis, pero obedeced