10 tesis naturalistas

No somos zombis

Ni tampoco fantasmas en una máquina. A la luz de la neurociencia que ha ido descartando las ideas sobre "espíritus animales" que explican el movimiento de la materia, lo más plausible es que el pensamiento sea una parte del mundo natural. Incluso es posible que la conciencia (o el "alma") sea finalmente reducible a fenómenos y entidades conocidos por la física, no una cosa pensante separada del resto de la materia y que actúa misteriosamente sobre ella.

El planeta tierra no es un lugar de destierro

La tierra no es un lugar de destierro masivo, como suelen afirmar las concepciones místicas y religiosas, sino el hábitat natural de la especie humana que nos ha hecho ser lo que somos. El ser humano no se puede entender aislado de la naturaleza y de los demás seres vivos. La antropología no se puede entender sin la ecología.

Probablemente no hay una tetera dando vueltas alrededor del sol


La carga de la prueba nunca está en el escéptico, sino en el dogmático.

Los animales no son máquinas

El paradigma biopsicológico, basado en la teoría de la evolución darwiniana, ha convertido en completamente obsoleta la idea cartesiana del automatismo de los animales, previamente discutida en la España del siglo XVI. Los animales no son autómatas programados, sino entidades biológicas muy complejas que en algunos casos han desarrollado algo muy similar a lo que llamamos "cultura" o incluso "conciencia" en los seres humanos.

La teología es antropología

La crítica de Ludwig Feuerbach a la teología clásica nunca ha tenido una respuesta convincente porque es esencialmente correcta: los atributos divinos expresan deseos de amor y ambición humana proyectados fuera de sí. Ésta es la esencia, sobre todo, del cristianismo. Como apunta un joven y brillante Marx "sólo de Feuerbach arranca la crítica positiva, humanista y naturalista".

El "buen salvaje" era un pitecántropo


Si uno retrocede más allá de los tiempos históricos e incluso anteriores a lo que llaman "humanización", es del todo probable que se encontrara con bandas de homínidos que ya exhibían conductas agresivas. Las sociedades tradicionales no son más pacíficas, más ecológicas o más humanas que las modernas. Incluso nuestros parientes primates más próximos engañan, cazan y hacen algo parecido a la guerra. Rechazar la educación no nos vuelve más nobles.

Sin dioses no todo está permitido

Tanto la evidencia sociológica y psicológica actual, como la experiencia histórica sugieren más bien todo lo contrario, que con los dioses todo está permitido: desde los antiguos sacrificios a las modernas guerras de religión y el terrorismo martirial. Tal y como advirtió Simon de Monfort -recordado por Michael Onfray- antes de exterminar a los cátaros: "Mátenlos a todos; Dios reconocerá a los suyos".

Descendemos del mono

Aunque el término "mono" no expresa una taxonomía precisa, la afirmación de que "descendemos del mono" es básicamente correcta. Aunque hoy suele distinguirse entre "monos" y "primates", las evidencias paleontológicas, anatómicas, embriológicas o genéticas coinciden en apuntar a que procedemos de animales que hoy serían clasificados como "monos". Y esta, además, es una noble verdad.

No existen las alucinaciones fuertes

Como explica Daniel Dennett, los alucinados corrientes "se limitan a contemplar el fenómeno maravillados, pero jamás sienten el deseo de investigar o explorar, y nunca intentan interactuar con las apariciones". En consecuencia, los testimonios de alucinaciones fuertes (apariciones, fantasmas, contactos con seres de otras dimensiones, etcétera) no son sólo raros, sino probablemente falsos.

Sherlock Holmes no existe

Por mucho que las personas tiendan a manifestar una "actitud intencional" muy compleja y bien organizada al relacionarse con cierto tipo de entidades corrientemente ausentes en la vida ordinaria, no es posible deducir que estas entidades existan basándonos solo en estas conductas (actos de habla, ritos, ceremonias...). La ficción es ficción: las entidades literarias no existen.

Entradas populares de este blog

Animales superfluos

Razonad todo lo que queráis, pero obedeced