El declive de la filosofía

Sin embargo, lo cierto es que a partir de la "revolución científica" que culmina Isaac Newton -y certifica Kant, en su Crítica de la razón pura declarando la imposibilidad de la metafísica como ciencia, va consumándose una paulatina separación entre científicos y filósofos. Las "dos culturas" de C.P. Snow se alejan paulatinamente hasta situarse cada una en sendos extremos de la galaxia cultural, al igual que las dos "fundaciones" sugeridas por Isaac Asimov en su célebre saga literaria. En el siglo XX los partidarios del empirismo lógico intentan reparar la ruptura del bloque ciencia-filosofía, como lo llama Gustavo Bueno. Pero la filosofía de la ciencia posterior abandona progresivamente el "barco" de Quine y Neurath, donde navegan científicos y filósofos, y toma partido por la llamada "teoría crítica" de la escuela de Frankfurt, por el moderado escepticismo de Karl Popper, o por el relativismo de Thomas Kuhn y Paul Feyerabend, que termina borrando la demarcación entre ciencia y magia. En general, los intelectuales del bando de las humanidades toman partido por el pesimismo epistemológico, recuperando acaso el lema de Emil du Boys-Reymond (Ignoramus, Ignorabimus) y ayudando a difundir en la academia y en la cultura mediática una imagen sombría de la ciencia y la tecnología.

[Continúa]

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