El cerebro espiritual

La experiencia de "trascender" los límites del ego es transcultural, como reflejan la mayoría de las tradiciones místicas del mundo. Definida de este modo, la espiritualidad representa un fenómeno natural que no sólo es posible estudiar empleando metodología científica rigurosa, no basada en la mera introspección o en intuiciones poéticas, sino que es reclamada por autores considerados "materialistas" o ateos según otros criterios. Sam Harris, por ejemplo, habla positivamente sobre la "conciencia sin yo" y Andre Comte-Sponville hace lo mismo sobre una espiritualidad naturalista. Patricia S. Churchland dedica un capítulo al tema en uno de sus últimos libros, y alerta sobre la necesidad de no confundir los hechos psicológicos (como intuiciones o "revelaciones" personales) con la ontología real del mundo.

En términos neurobiológicos, la espiritualidad es un estado perfectamente físico, es algo que sucede en el cerebro cuando disminuye la actividad fisiológica del lóbulo parietal derecho y se incrementa -según cierto patrón- la actividad en el lóbulo temporal izquierdo. Lo más interesante es que la disminución de actividad en el lóbulo parietal derecho está asociada con una pérdida de conciencia propia, del área vinculada con la auto-crítica y el sentido de pertenencia: el "yo". Esto ayudaría a explicar por qué la espiritualidad puede reportar ciertos efectos terapéuticos en contextos no patológicos (como estados de anoxia, epilepsia o alucinaciones por LSD), y por qué las experiencias estéticas estimuladas por el arte pueden ayudar a alcanzar la tranquilidad mental en la medida en que facilitan una dispersión controlada del "yo".

Al menos estas son las conclusiones de un estudio que ha publicado la revista sobre ciencia y religión Zygon (comentado en LiveScience).

De acuerdo con Brick Johnstone y Bert A. Glass, las personas con definidores del yo menos activos son más propensos a desarrollar una "vida espiritual". Contrariamente a las hipótesis de Andrew Newberg, que dirigió una investigación empleando resonancia magenética en monjes católicos y budistas, los autores del nuevo estudio no han encontrado una relación positiva entre "espiritualidad" y el lóbulo frontal.

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