Ratzinger y Ramadan

Se sorprendía hace poco un columnista de Libertad Digital por la presencia en Roma de Tarik Ramadan: "Inesperadamente, el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona puso en marcha el proceso que ha acabado suscitando ese encuentro."

¿Inesperadamente para quién?

Nosotros llevamos meses advirtiendo de que la verdadera "Alianza de civilizaciones" promovida por José Luis Rodríguez Zapatero es la Santa Alianza que están impulsando desde hace tiempo Ratzinger, el rey Abdulá y otros importantes líderes de las "religiones del libro".

Solamente quien no haya leído el célebre discurso puede sorprenderse por estos movimientos. Es verdad que allí Ratzinger protestaba contra la absoluta trascendencia de la doctrina musulmana y citando a Ibn Hazam recordaba que Dios no está vinculado con su propia palabra de modo que nada le obliga a revelarnos "la verdad". Y que insinuaba también una relación más íntima entre el Islam y la violencia, recurriendo al diálogo del siglo XIV entre un emperador cristiano y un musulmán culto. Pero el propósito expreso de la declaración estaba mucho más lejos de criticar al Islam que de denunciar el secularismo, lo que llaman "razón positivista" y el olvido occidental de Dios.

Ratzinger y Ramadan son sin duda muy diferentes. Pero precisamente las alianzas tienen lugar entre términos diferentes que encuentran un punto de intersección (los iguales no necesistan aliarse), como recordó Robert Redeker en Aranjuez: Alianza de civilizados, no de civilizaciones.

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