¿Qué es la Cliodinámica?
Peter Turchin es un profesor de origen ruso actualmente en la universidad de Connecticut que trabaja en el departamento de biología evolucionista y matemáticas. Algunas de sus obras, como Historical dynamics: Why states rise and falls, o War and peace and war han logrado un gran impacto académico, pero carecen por el momento de traducción española.
El retorno del materialismo
Marx y Engels fueron pioneros en la tentativa de construir una visión materialista y científica de la historia crítica con el idealismo hegeliano. Sin embargo, las supuestas "leyes históricas" descubiertas por el materialismo histórico adolecían de un marco científico realmente consistente, capaz de explicar los mecanismos materiales de la historia y hacer correctas predicciones sobre el futuro.
Turchin también es consciente de la carencia epistémica de la ciencia histórica, pero pretende que la cliodinámica puede rectificar el extravío narrativo de la historia. "Clio" alude a la musa clásica, mientras que la "dinámica" se refiere al estudio de "los profesos temporalmente variables y la búsqueda de mecanismos causales". Mientras que la historia sigue centrada en el registro de lo particular, la cliodinámica persiguiría unificar las teorías con los datos generados por la ciencia histórica, la arqueología y otras disciplinas especializadas, como la numismática.
En suma, la cliodinámica critica la visión de una historia inasequible al análisis cuantitiativo porque se suponga "irreduciblemente compleja" y fundamentada en la conducta imprevisible de una libertad humana sin causas ni determinaciones materiales de ningún tipo.
El miedo a Malthus
Turchin no comparte la idea de que no existen regularidades empíricas en la historia humana. Por ejemplo, las sociedades agrarias premodernas mostrarían olas recurrentes de inestabilidad política (aproximadamente un periodo de inestabilidad de un siglo cada tres) que tienen lugar sistemáticamente tras periodos prolongados de crecimiento demográfico y que nada tienen que ver con el conflicto entre estados. Paradójicamente, esta modalidad de conflictos es justo el tipo de violencia recurrente que encontramos en la sociedad "posmoderna" (como acredita por ejemplo, el último aumento de la violencia masiva). Así describe históricamente lo que llama "ciclos seculares":
En la Europa occidental, el rápido crecimiento de la población durante el siglo XIII fué seguido por la crisis de la baja edad media, concretándose en la guerra de los cien años en Francia, las guerras husitas en el Imperio germánico, y la guerra de las rosas en Inglaterra. El crecimiento del población en el siglo XVII fué seguido por la "crisis del siglo XVII", las guerras de religión y el Fronde en Francia, la guerra de los treinta años en Alemania, la guerra civil en Inglaterra y la revolución gloriosa. Similarmente, el crecimiento de población durante el siglo XVIII fué seguido por la "era de las revoluciones", desde la revolución francesa de 1789 a las revoluciones paneuropeas de los años 1848-49.
Como en el sombrío panorama pintado por Malthus, el crecimiento demográfico más allá de los índices de subsistencia conduce a niveles decrecientes de consumo y contento popular, que en último término provocan las condiciones de nuevas grandes desgracias. Ahora bien, de acuerdo con Turchi no sería tanto el crecimiento mismo de la población, cuanto que la superpoblación de las élites en competencia, lo que conduciría a la violencia política y a reanudar el ciclo de las revoluciones.
No se espera a Hari Seldon
Isaac Asimov conjeturó en su saga de La fundación la emergencia futura de una ciencia histórica basada en la ley de los grandes números capaz de hacer realidad el sueño hegeliano de convertir la providencia en ciencia exacta. La cliodinámica es, sin embargo, algo más modesta que la psicohistoria de Seldon:
Los pronósticos adecuados a menudo son imposibles debido a fenómenos como el caos matemático, la libre voluntad o las profecías del auto-engaño. Pero deberíamos ser capaces de emplear las teorías de un modo quizás más útil: calcular las consenciencias de nuestras elecciones sociales para favorecer el desarrollo de sistemas sociales en las direcciones deseadas así como evitar las consecuencias imprevistas.
(...) Debemos recopilar datos cuantitativos y probarlos todos empíricamente en los mismos datos, más que en instancias cuidadosamente seleccionadas para probar nuestras narrativas favoritas. Para aprender realmente de la historia, necesitamos transformarla en una ciencia.
Fuente: Peter Turchin, Arise "cliodynamics" (Nature, julio de 2008)