Ratzinger alerta sobre la retirada secular del catolicismo

No es que no lo hayamos avisado. A medida que progresa la sociedad secular, con todas sus manifestaciones sociales, tecnológicas y culturales, las mismas instituciones religiosas tienden también a secularizarse, con el peligro de que se difuminen las fronteras entre lo sagrado y lo profano.

Ante los obispos de Malasia, Brunei y Singapur, el monarca romano alertó a los prelados: "tenéis que asegurar que el Evangelio cristiano no sea confundido con los principios seculares asociados a la Ilustración". Esta tentativa de confusión no es nueva, pues arraiga en la "teología liberal" del siglo XIX que desembocó en el "proyecto de desmitologización" de Bultmann criticado entre otros por Karl Barth, teólogo protestante pero muy influyente en la Iglesia católica.

Cabe cuestionarse si Ratzinger puede liderar realmente una crítica profunda de la Ilustración para regresar al catolicismo tradicional. Al fín y al cabo, la afirmación positiva de la "libertad religiosa", basada en el Concilio Vaticano II (Dignitatis Humanae, II), y de que la "libertad religiosa constituye una de las herencias positivas que ha dejado la Ilustración", por más ingeniería hermenéutica que se aplique, parece en abierta contradicción con la actitud tradicional ratificada por Pio IX al condenar explícitamente la tesis de que "Todo hombre es libre en abrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de la razón, tuviere por verdadera" (Sílabo, proposición 15).

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