La religión como fenómeno natural

Imaginemos que el estudio para certificar las ventajas de las bebidas con gas lo patrocina Coca-Cola. Pues algo parecido es lo que hace la Fundación John Templeton al sufragar un proyecto alojado en la universidad de Binghamton orientado al estudio evolucionista de las religiones. Hay que recordar que, aparte de subvencionar otros "estudios científicos", esta fundación cuenta con un premio anual dotado con 1.6 millones de dólares para quien haya contribuído a "expandir las percepciones humanas sobre la divinidad" y (¡nada menos!) la "aceleración de la creatividad divina".

La perspectiva evolucionista de las ciencias religiosas no ha sido, ni mucho menos, la favorita de los teólogos, y por razones de peso. Al fín y al cabo el evolucionismo prima el enfoque materialista y naturalista, como reconoce explícitamente el propio David Sloan Wilson:
La mayoría de los académicos y científicos que estudian la religión no son creacionistas de la tierra joven. Esperan que la religión sea un fenómeno natural explicable sin invocar agentes sobrenaturales. Aceptan completamente la teoría de la evolución, incluyendo a los humanos como un producto de la evolución. En consecuencia, asumen implícitamente que su marco teórico particular es consistente con la teoría evolucionista.
Esta actitud contrasta nítidamente con los estudios religiosos clásicos, dominantes hasta hace muy poco en las facultades de teología. Pongamos por caso a Rudolf Otto y Mircea Eliade, quizás los dos estudiosos de la religión más influyentes. El primero no daba por supuesto que la religión podía explicarse "sin invocar agentes sobrenaturales", como queda reflejado en el papel central que jugaba en sus escritos la categoría de lo numinoso, o bien la crítica del reduccionismo psicológico. El segundo tampoco era, ni mucho menos, un naturalista, pues la categoría de hierofanía presuponía precisamente que las expresiones religiosas no se reducían a "fenómenos naturales".

Si la religión ha evolucionado en continuidad con el resto de los procesos naturales corrientes, entonces, sencillamente, no cabe hablar de lo numinoso, de las hierofanías o de los milagros. Con el enfoque evolucionista es posible comprender el fenómeno religioso en el marco de la evolución y de la historia humana, e incluso, proporcionar alguna justificación condicional del fenómeno, pero nada parecido a una justificación categórica. En todo caso, el naturalismo es un falso amigo del conservadurismo religioso.

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