Rorty

Richard Rorty (1931-2007 -me manda Andrés la noticia) empeñó su trabajo filosófico en convencernos de que no hay "realidad" más allá de las categorías "socialmente construídas". Ante todo, los esterotipos que pueden ser pragmáticos cuando tratan de las cosas, se vuelven poco respetables cuando intentan clasificar personas:
Lo mejor es no pensar que el "homosexual", el "negro", o la "hembra" son clasificaciones inevitables de los seres humanos, sino invenciones que han hecho más mal que bien.
La filosofía y el espejo de la naturaleza alcanzó una difusión académica notable. Allí, Rorty pretendía desfundamentar la epistemología clásica, borrar la memoria del conocimiento objetivo (el momento más "altanero y falaz de la historia universal", según Nietzsche) sustituyendo aquel realismo conformista por una apertura hacia la interpretación (hermenéutica), por un nuevo "encuentro de horizontes paradigmáticos distintos, inconmensurables o, al menos, que no permiten ser medidos con arreglo a la idea de verdad como conformidad". Esperaba, el neoyorquino, que nuestra crisis de fundamentos "no llegue a llenarse -que nuestra cultura sea una cultura en la que ya no se siente la exigencia de constricción y confrontación".

En otras palabras, una especie de relativismo sofistado para académicos que eludía el compromiso con las convicciones fuertes y presumía por su virtud ablandadora de los opuestos. La justificación de la mediación, el "gesto por la paz", la ciudadanía débil, la "cantidad óptima de crueldad", el patriotismo limitado y las verdades frágiles. Características del pensar previo al 11 de septiembre de 2001, bastante sobrepasadas hoy tanto a la derecha, como a la izquierda.

Vía Marginal Revolution.

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